La Samara vieja

La vida de este patita era tranquila, recontra relajada, es que venía de otro lado, de otra chamba donde fue tratado misma esclavitud con látigo y en la espalda rajada llevaba grabado el logo de las empresas donde trabajo, se los sellados con hierro candente, por eso cuando llegó a la empresa se acopló fácilmente, lo que para nosotros era estresante como operarios de preprensa, para el era como disfrutar una tostada con mantequilla… ah! por supuesto, remojada en cafecito tibio.

Lo cierto es que el pata trabajaba al cien por ciento, la experiencia le dio la habilidad de sobrellevar los puntos críticos de la chamba, además, ni notaba la presión, el hombre era todo un experto, coordinable y un pata chévere, bromista, era lo máximo hasta que le asignaron ese trabajo.

Lo recuerdo bien por que nadie quería hacer ese trabajo y teníamos bien paseado a nuestro monse jefe de turno, primero por que la vendedora era la joyita de la empresa y segundo por que el trabajo era del cliente estrella de la empresa, si, era de… ¡¡¡ Samara vieja !!! (sonido de psicosis en la ducha), la más temida, la más odiada... ¡SALVESE QUIEN PUEDA!!!!


[ Samara vieja: tía muy culta, editora, muy pausada, inspiradora de confianza, sonriente en todo momento, tolerante al noventa y nueve punto nueve período por ciento. De cabellos largos lacios y finos color castaño por lo general oscuro cayendo como cascadas a lo largo del rostro, ocultando parcialmente los hombros. De piel clara que se deduce al notar la prominente nariz que se asoma de entre los cabellos que ocultan el rostro y como lucecitas que se pierden al fondo de dos agujeros oscuros los pequeños ojos, minúsculos, casi inexistentes. Siempre vestida con monótonas y sobrias prendas de telitas muy suaves de textura muy parecida a los costales de harina, pero de esos costalitos usados por la princesa Diana, osea, de costalitos finos. Casi siempre llevan un rosario o un collar de piedritas de fantasía fina adornando el cuello y calzan sandalitas de cuero. Siempre de buen carácter, pero eso si… ¡¡ no le malogres el Yú-Es-Biiiii !! por que cambiara totalmente ].

 

Asi que nuestro pata relajado y despreocupado recibió el sobre y reviso los archivos mientras llegaba Samara vieja. Se trataba de un libro, todo un estudio de las runas incaicas, los Mochicas, Nazca, Tiahuanaco, etc., interesante librito, pero bueno, faltaba un logo a colocar en la carátula para lo cual habría que esperar a la tía que no demoró en llegar.

Y llegó… saludo muy cortésmente y pregunto su nombre y lo empezó a llamar por el. Ya eran patas, ella muy sonriente y el muy complaciente a las correcciones por aquí y correcciones por allá…

- ¡ Muy bien Jrge ¡, de vrdad, he tenido musha suerte d´cruzarme kntigo, siento k´me combrendeeeess…

Jorge sonreía ya que todo eran halagos hacia el y bueno, estaba haciendo las cosas bien además.

- Aquí traigo l´logo k´faltabaaaaaa, está en mi Yú-Es-Biiiii.

Jorge colocó el USB en la iMac y extrajo el logo que debía colocar en la primera página de su InDesign, unos machotes, firmita, ¡ya esta!, trabajo terminado, cliente contento…

- ¡Eres de lo´mjor Jrge¡, ¡grcias pr todo!...

Jorge se sentía satisfecho de su labor. Lo mejor para un operador es recibir gratitud de un cliente satisfecho, es el pequeño impulso que cada uno necesita para darse cuenta que ha mejorado un poco…

Y en eso, sucedió:

- ¿M´das mi Yú-Es-Biiiii?

Emocionado por tanto halago, Jorge olvidó el procedimiento habitual en estos casos y cogió el USB del puerto sin extraerlo antes vía software…

- Njhhhoooooooeaaa!!!!!

Todos voltearon al oír el terrible ruido indescriptible, mezcla de rugidos de animales y lamentos de ultratumba…

- Njhhhoooooooeaaa!!!!! Porrrrjjjjj qjjjeeee hiciiiissste esssssooooo!!!!!!

Samara vieja se incorporó del asiento, parecía convulsionar e inexplicablemente un fuerte aire helado ingreso y dio vueltas por la habitación, las luces empezaron a parpadear y los papeles volaron, sus cabellos se elevaron como si tuvieran vida propia como si de serpientes se trataran dispuestas a atacar y sus ojos… ¡¡sus ojos!!  Brillaban horriblemente al fondo de sus oscuras cuencas…

- ¡¡¡¡ El Yúúúúúú-Essssss-Biiieeeejjj nnnjjjjaaaaoooohh sssse exxxssssstrae aaaasiiiijjjjjj!!!!

Balbuceaba mientras el color pálido en su tremenda nariz cambiaba a rojo para ponerse morado, azul y poco a poco de un verde asqueroso, lentamente extendía a sus lados las manos con las palmas hacia arriba y elevaba una rodilla, toda ella parecía elevarse…

Lo único que sintió Jorge fue algo helado que tomaba el USB de sus manos y como un torbellino todo retrocedió a mil por hora mientras una luz blanca lo empañaba todo, todo…

Cuando Jorge volvió en si, todo parecía estar en orden, todo y todos en su sitio, al parecer nada había pasado…

- El Yú-Es-Biiiii na se´xtrae asi…

Era Samara vieja, mismo final de thriller con la misma sonrisa dulzona de siempre y con ese brillo en su ojo minúsculo casi inexistente quien ya tenía en su poder el USB…

Lo que sucedió es que Jorge era canchero pues y no se inmuto ante el teatrito de Samara vieja, entonces no le quedo a ella más remedio que seguir haciendo la sonrisita cojuda para guardar las apariencias.

- Perdon Sama... este, olvide extraerlo, disculpa - sonrió también poniendo otra sonrisita cojuda para no desentonar.

Tal vez la tía hubiera deseado traumar al pobre de Jorge y hacerlo correr con semejante teatrito pero ya pues, el hombre tenía su genio y de seguro ya se había topado con otras Samaras viejas en su vida. La tía se fue mascullando sabrá dios que cosas, pero eso si, antes de irse, se despidió amablemente de todos, nos deseó un buen día y dijo además que el Yú-Es-Biiiii era una cosa cara (en esos días era caro).

Samara vieja salió de preprensa algo desconcertada por la falla en la estrategia de traumatización con la gente, anteriormente había funcionado con otras personas, bueno, con calichines, de seguro se fue pensando como hacer la siguiente vez cuando se vuelva a cruzar con un cuero curtido, tal vez la Samara ya no era la misma Samara de antes, tal vez, solo tal vez, por una de esas cosas de selección natural de la vida, Samara ya estaba vieja...

Asi son las Samara viejas, esas personas bonachonas que parecen ser todo dulzura llenas de cumplidos hacia ti, pero ten cuidado, ten mucho cuidado por que estas tías se guardan todo su descontento hasta el último minuto cuando ya tienen la cara acalambrada de tanto sonreír y no pueden más, siendo el detonante cualquier acto erróneo minúsculo y  cuando menos lo pienses, cambiarán totalmente y te mirarán con sus horribles ojos brillosos inexistentes al fondo de sus oscuras cuencas que te llevaran directo a la locura.

 

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